Antonio Abujamra - ¿Quién viene aquí hoy a provocarnos?
Preparen sus corazones, él es un gurú brasilero. Lo que él le pregunta a las personas cuando comienza a conversar con ellas es siempre: ¿quién eres tú?
No piensen que alguien ya consiguió responder, es muy difícil. Por lo tanto, él mismo encontrará muy poco ser presentado aquí como un gurú gáucho de Bagé, lo que realmente él es. Su historia es larga, como es larga la fila de personas que esperan aprender del él alguna cosa sobre el mundo, las personas y las cosas.
Como dije, preparen sus corazones, pero preparen también sus mentes porque él es Satyaprem.
Satyaprem, ¿qué nombre es ese? ¿Quién eres tú?
Satyaprem – No puedo dejar de aprovechar el momento y decir lo siguiente: yo soy una provocación.
Antonio Abujamra – Traduce.
Satyaprem – Una provocación. Las personas están durmiendo, están pensando ser una cosa que no son. Entonces, mi acción, mi existencia, mi estar aquí, es provocarles a despertar.
A. A. - ¿Y tu nombre en la cédula de identidad? ¿Qué hiciste con él?
S. - Olvidé.
A. A. – Estudiaste periodismo, fotografía, pintura y poesía. Ya que no quisiste responder, yo pregunto una pregunta más – puedes no responder - ¿abandonaste todo eso?
S. - Abandoné, de una cierta manera, abandoné. Pero al mismo tiempo esas cosas no me abandonaron. Lo que quiere decir: yo aún fotografío, actúo de alguna manera con la comunicación, con el cuestionar la realidad, en fin, el artículo, el material de la comunicación, aún permanece vivo en mi.
A. A. - Aquí dice que tuviste tu primer encuentro con el maestro hindú Osho en los años 80, ¿cómo fuiste a parar por allá?
S. – Bueno, yo estaba en la facultad de comunicación en Porto Alegre, al final de la dictadura; y una inquietud muy grande surgía en relación a todo. Un poquito de drogas, un poquito de anarquismo, un poquito de “brasilidad”, un poquito de umbanda; al final todo eso me llevó a cuestionamientos.
Y apareció de la nada - se puede decir así – Osho, con una propuesta para mi extremadamente contemporánea, provocativa, provocadora, y que me llevó a cuestionar: finalmente, a fin de cuentas, ¿quién soy yo?
¿Yo soy lo que hago? ¿Yo soy lo que sé? ¿Yo soy lo que pienso? ¿Yo soy lo que siento? ¿Yo soy esta preparación que se está dando sistemáticamente para ser alguien en la vida? ¿Yo soy eso o yo soy otra cosa?
A. - ¿Tú eres todo? ¡Listo, tú eres todo!
S. - Y nada.
A. A. – Hay una diferencia muy clara entre la nada y el todo, que no es nada inclusive, ¿no es verdad? Antes tuviste problemas con la dictadura en Brasil, ¿cuáles fueron los problemas?
S. – En la facultad hubo un actuar, yo era muy militante como anarquista – hubieron propuestas muy fuertes como anarquista en mi época. Entonces, fui convidado – de una manera muy elegante – a darme un tiempo fuera de Brasil, a salir, pasear, dejar que mis compañeros se formen, y volver de nuevo para entonces intentar retomar. Porque – con un aviso muy elegante, de nuevo – yo no iba a lograr trabajar en Rio Grande del Sur, por lo menos en Puerto Alegre - como periodista de ningún modo - y se me negaron varios *estágios (estagio. periódo de práctica pre-profesional). Entonces, intenté de varias maneras, inclusive utilizando artificios, o sea, una entrada por la puerta de atrás. Nada de nada.
No era por falta de competencia, era simplemente porque mis ideas políticas, mi militancia, no iban a ser bienvenidas en aquellos ambientes.
A. A. – 20 años trabajando en Brasil y en la India con terapias y meditación, ¿te pagaban bien?
S. – Nada.
A. A. – “Satsang, encuentro con la Verdad”, ¿qué es la Verdad?
S. – Indescriptible, la Verdad es indescriptible. Pero ella se te muestra cuando cancelas, cuando frustras todos tus pensamientos, cuando sabes que todo lo que piensas no tiene el menor sentido.
A. A. – “Propongo un corte con el pasado, con la lógica”, explícalo mejor para nosotros.
S. – Sería como ver que todo aquello que describes como ‘tú’, depende del pasado, depende de una memoria; y eso ha sido usado - sistemáticamente – por la humanidad como una verdad. “Yo soy mi pasado, de donde vengo”, y ahí se cuestiona “hacia donde voy”. En ese sentido, la ruptura con esa lógica sería – exactamente – conversar con las personas e invitarlas a ver que este momento es todo lo que existe.
A. A. – Tú pasado te condena, ¿no?
S. – Me condena y me absuelve.
A. A. - Ah, ¿existe eso?
S. – Existe, claro.
A. A. – Ah, bueno…
S. – Y ninguna de las dos cosas importa, porque yo no soy ni mi pasado ni mi futuro. Yo soy este momento.
A. A. – Cómo es bueno tener la palabra para hablar esas cosas, ¿no?
Segunda Parte
A. A. - ¿Para qué sirve la experiencia personal?
S. – Para Nada.
A. A. – Nada es personal.
S. – Nada es personal. No hay persona.
A. A. - ¿No crees que en la vida la personas arrastran tras de sí siglos de inutilidades?
S. – Armarios llenos de porquería.
A. A. - ¿Cómo está el mundo?
S. – El mundo está perfectamente como debe estar y al mismo tiempo – paradójicamente – está una porquería.
A. A. - ¿Cómo está tu país?
S. – Mi país está mal.
A. A. - ¿Sólo eso?
S. – Sólo eso.
A. A. – Eres bondadoso con este país, ¿eh?
S. - Tengo que serlo.
A. A. - ¿Por qué?
S. – Para no evocar más negatividad. No ayudamos al mundo trayendo más negatividad. Sin embargo, tenemos que darnos cuenta que estamos siguiendo una propuesta anticuada, una propuesta vieja. No vamos a transformar el mundo políticamente, la política es un teatro. Es un teatro dirigido por otra cosa.
Necesitamos darnos cuenta de quién somos verdaderamente – el mundo entero, no es sólo Brasil.
En realidad, Brasil es una abstracción. En verdad, no existe Brasil, existe el mundo. Y el mundo está mal porque la inconsciencia aún gobierna el mundo.
A. A. – Pero para quien quiere saber de política, la política queda contra él.
S. - ¿Cómo así?
A. A. – Si no quieres saber de política, la política queda contra ti.
S. – Puede ser… como todo.
Si no quieres saber de Consciencia, la Consciencia va actuar contra ti.
A. – ¿Consciencia?
S. – Sí.
A. A. Yo no estoy hablando de palabras abstractas, estoy hablando de cosas concretas. El abstraccionismo es sólo para gurús.
S. – La Consciencia no es abstracta.
A. A. - ¡Dios mío! La consciencia es absolutamente abstracta.
S. - ¿Qué me estás diciendo a mi, ahora?
A. – Estoy diciendo lo siguiente…
S. - ¿Cómo sabes que me lo estás diciendo?
A. – No me molestes.
Tercera Parte
A. A. – “Primero es necesario destruir los conceptos de quien busca, después mostrar que no hay búsqueda, no hay a donde ir” ¿Qué opinan las personas religiosas de eso?
S. – No tengo la menor idea. Pero si yo fuese religioso, lo encontraría una tremenda tontería.
A. A. - ¿Nunca se lo preguntaste a un religioso?
S. – No. Pero religiosos fueron atrás de sí mismos y a mi encuentro.
A. - ¿Quién le hizo el más grande mal al mundo? ¿Bancos, poder, dinero?
S. - Otra abstracción, inconsciencia.
A. A. – ¿Cómo?
S. - Otra abstracción, inconsciencia.
A. A. – Traduce.
S. – La inconsciencia humana, la inconsciencia de sí – quienes son ellos, quienes somos nosotros. Hacemos mal a través de cualquier instrumento que haya en nuestras manos, ya sea el banco, ya sea el capitalismo, ya sea el comunismo, ya sea cualquier sistema. Mientras haya inconsciencia estamos destinados a perpetuar el mal.
A. A. - ¿En qué diversidad de otros lugares de Brasil, de América Latina y de Europa tienes seguidores?
S. – Yo no tengo seguidores. Lo que nosotros hacemos es crear una amistad, en dónde conversamos de las cosas más imposibles de hablar.
A. A. - ¿Con qué dinero te mantienes?
S. – Con todo el dinero del mundo. Él es todo mío.
A. A. – Traduce.
S. - Lo que yo necesito viene a mi.
A. A. – Tu libro, lanzado hace 30 años, con prefacio de nada menos que Jorge Mautner, fue lanzado por nada menos que Paulo Coelho. ¿Cuál de los dos es más afín contigo?
S. – Jorge Mautner, obviamente.
A. A. - ¿Será verdad?
S. – Será, sí.
A. A. – ¿Qué has leído?
S. – Últimamente leí un libro de Bashó, en inglés, de sus poemas.
A. A. - ¿Lo adoraste?
S. Lo adoré. Siempre lo adoré.
A. A. - ¿Tú lloras?
S. - Lloro.
A. A. - ¿Lloras ante la belleza?
S. – Lloro y río.
A. A. - ¿Mientes?
S. – Miento.
A. A. – Dime Satyaprem, ¿cómo te gustaría morir?
S. – Riéndome.
A. A. - No entiendo.
S. – En tranquilidad.
A. A. - ¿Qué pregunta te gustaría que hubiese hecho, que no hice?
S. - ¿Quién soy yo, Satyaprem?
A. A. - ¿Cómo?
S. - ¿Quién soy yo, Satyaprem?
A. A. - ¿Quién eres tú?
S. - No, ¡¿quién eres tú?!
A. A. - Ah… Yo soy aquello que todos quieren que sea, y soy la nada. No me interesa nada, nada me importa. No creo en nadie, ni en religiosos, ni en no-religiosos. Encuentro el mundo una gran mierda.
Ahora la última pregunta para acabar con nuestra entrevista.
Satyaprem, ¿qué es la vida?
S. – La vida es este momento.
La vida es eso que es indescriptible, sorprendentemente indescriptible en este momento. |